lunes, 17 de septiembre de 2007

Marcos 1:21-28

“Comentario Analítico, Exegético y Homilético”
Marcos
Alex Donnelly


MARCOS 1:21-28



21 Y entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en la sinagoga,
enseñaba. 22 Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien
tiene autoridad, y no como los escribas. 23 Pero había en la sinagoga de ellos

un hombre con espíritu inmundo, que dio voces, 24 diciendo: ‘¡Ah! ¿qué tienes
con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quien eres,
el Santo de Dios’. 25 Pero Jesús le reprendió, diciendo ‘¡Cállate , y sal de él!’
26 Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz,
salió de él. 27 Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí,
diciendo: ‘¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda
aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?’ 28 Y muy pronto se difundió su
fama por toda la provincia alrededor de Galilea.”

Pasajes Paralelos: Lucas 4:31-37


I. ANÁLISIS


Durante el ministerio de Cristo en Galilea, el Señor estableció Su cede en la ciudad de Capernaum (v.21a). Como buen judío, asistía a la sinagoga cada sábado, para adorar a Dios y escuchar Su Palabra (v.22b). Frecuentemente le invitaban a enseñar, y cuando lo hacía, la gente quedaba sorprendida ante Su evidente autoridad como maestro (v.22). Un día, una persona endemoniada estaba presente, y el demonio reaccionó ante la presencia de Cristo (v.23). El demonio reconoció la identidad de Cristo, y expresó miedo de ser destruido por Él (v.24). Cristo lo mandó callar y salir de la persona (v.25). Enseguida el demonio tuvo que obedecer, aunque hizo convulsionar a la persona, antes de abandonarlo (v.26). Todo esto impresionó tremendamente a la gente en la sinagoga (v.27), y resultó en que la fama de Cristo se expandiera por toda la región de Galilea (v.28).

Podríamos analizar el texto en la siguiente manera:

1. La Enseñanza de Cristo (v.21-22).

a. El Lugar de la Enseñanza (v.21) – “Capernaum”; “en la sinagoga”.
b. Los Días de la Enseñanza (v.21) – “los días de reposo”.
c. La Manera de la Enseñanza (v.22) – “les enseñaba como quien tiene autoridad”

2. El Exorcismo del Demonio (v.23-26).

a. La Descripción del Demonio (v.23) – “espíritu inmundo”.
b. Las Palabras del Demonio (v.24).
c. La Reprensión del Demonio (v.25a).
d. La Exhortación al Demonio (v.25b) – “¡Cállate y sal de él!”
e. La Obediencia del Demonio (v.26).
f. La Reacción de la Gente (v.27-28)

Quedaron Asombrados ante Cristo (v.27).
Difundieron la Fama de Cristo (v.28).



II. EXÉGESIS


NOTA CRONOLÓGICA

Lucas coloca este incidente antes de la pesca milagrosa, y el consecuente llamado de los discípulos (ver Lucas 4:31-37). En realidad, el orden cronológico no es de gran importancia. Es probable que el orden del evangelio de Marcos sea más fidedigno. Lucas lo coloca antes, para relacionarlo con la experiencia de Cristo predicando en la sinagoga de Nazaret (Lucas 4:16-30). En la sinagoga de Nazaret, Cristo tuvo que confrontar la reacción hostil de los judíos; en la sinagoga de Capernaum, Cristo tuvo que confrontar la reacción hostil de los demonios.


Verso 21

Y entraron en Capernaum…”

El nombre, “Capernaum”, significa ‘aldea de Nahum’. En el primer siglo era una ciudad importante, situada al noroeste del Mar de Galilea. Capernaum estaba cerca de una carretera principal, que corría de oeste a este; por ende, era una ciudad comercial importante.

Cristo estableció Su cede en Capernaum (comparar Lucas 4:23). Es el único lugar donde leemos que Cristo estaba “en casa” (Marcos 2:1). Lamentablemente, a pesar de dedicar mucho tiempo a los habitantes de esa ciudad, pocos se convirtieron. Por eso, más tarde el Señor condenó a la ciudad, en palabras muy duras, que leemos en Mateo 11:23-24.


y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba

La palabra, “sinagoga”, significa ‘congregación’ o ‘asamblea’. Esta institución tuvo sus orígenes durante el exilio babilónico, cuando el pueblo de Dios no tuvo acceso al culto en el templo (centrado en el sistema de sacrificios). En ese contexto, los judíos desarrollaron un culto centrado en la lectura y la exposición de la ley. Para el tiempo de Cristo, cada ciudad y pueblo tenía una sinagoga, donde los judíos se reunían dos o tres veces a la semana (principalmente los sábados), para adorar a Dios y escuchar Su palabra.

En los Diez Mandamientos, Dios exigió a los judíos guardar el sábado como ‘día de reposo’ (Ex 20:8-11). Era un día de descanso y adoración (Ex 31.17). Los fariseos inventaron una serie de leyes secundarias, para definir exactamente qué se podía, y qué no se podía hacer, los sábados.

La forma plural (“días de reposo”) apunta a una práctica del Señor (comparar Lucas 4:31). Mientras estaba en Capernaum, Cristo, como buen judío, asistía a la sinagoga cada sábado. Frecuentemente se le pedía comentar sobre la lectura de la ley asignada para ese día, y el Señor aprovechaba esas oportunidades para enseñar la Palabra de Dios.


Aunque Marcos da menos detalles que los demás evangelistas acerca del contenido de la enseñanza de Cristo, enfatiza fuertemente este aspecto de Su ministerio. En este sentido, el Señor se desenvolvió como un rabino de la época. A pesar de Su falta de preparación formal (ver Juan 7:15; Marcos 6:2-3), no solo Sus discípulos, sino el público en general, y hasta los líderes de la sociedad, lo consideraban como un rabino (ver Marcos 10:17; 12:14, 19, 32, donde el apelativo, “Maestro”, es literalmente, ‘rabino’). Evidentemente, Su reputación de ser rabino se debía al ministerio que desempeñaba.


Verso 22

Y se admiraban de su doctrina

Marcos usa este verbo (‘ekplesso’) cinco veces. Tres veces, del impacto de la enseñanza de Cristo sobre la gente en general (aquí, y en Marcos 6:2 y 11:18); una vez del impacto de la enseñanza de Cristo sobre los apóstoles (Marcos 10:26), y una vez del impacto sobre el público, de un milagro del Señor (Marcos 7:37).

El verbo viene de una raíz (‘plesso’), que significa ‘golpear’ (ver Apo 8:12, “herida”). Con la preposición (‘ek’), la implicancia del verbo que Marcos usa es ‘golpear hasta sacarlo de su casillas’; es decir, ‘sorprender’, ‘dejar atónito’.

Además de este término, Marcos usa otras palabras para describir el fuerte impacto que el Señor tuvo sobre la gente de Su tiempo:

- ‘thaumazo’ (“se maravillaban”, Marcos 5:20; 15:5, 44)
- ‘ekthaumazo’ (“se maravillaron”, Marcos 12:17)
- ‘thamboumai’ (“se asombraron”, Marcos 1:27; 10:24, 32)
- ‘ekthamboumai’ (“se asombró”, Marcos 9:15)
- ‘existemi’ (“se asombraron”, Marcos 2:12; “se espantaron”, 5:42; 6:51)
- ‘foboumai’ (“temieron”, Marcos 4:41; “tuvieron miedo”, 5:15, 33, 36;
6:50; 9:32; 10:32; 11:18)
- ‘ekfobos’ (“espantados”, Marcos 9:6)

Es evidente, que el ministerio de Cristo (tanto Su enseñanza, como Su ministerio) conmocionó a las personas que lo presenciaron. Sin embargo, esta emoción no siempre resultó en algo positivo. Aunque en algunos casos, el impacto que las personas sintieron al presenciar el ministerio de Cristo, fue el primer paso en el camino hacia una verdadera fe; sin embargo, en la mayoría de los casos, el impacto impresionante del ministerio de Cristo, fue el primer paso en ser ‘escandalizados’ por Él (Marcos 6:3; Mat 13:57; 15:12; etc.), lo que endureció a las personas en su incredulidad.

A la luz de esto, aprendemos algo importante. Milagros, en sí, no producen fe; la fe viene como una obra especial del Espíritu Santo, quien obra en la vida de una persona para que pueda responder con fe ante la Palabra de Dios. Por ende, lo que más debemos anhelar es ver esta obra del Espíritu Santo, convenciendo de pecado, y produciendo fe en Cristo.


La palabra, “doctrina”, es ‘didaje’. Esta palabra incluye tanto el contenido, como la manera en que Cristo enseñaba.


porque les enseñaba como quien tiene autoridad...”

Al escuchar a Cristo enseñar, la gente intuía Su autoridad. No hablaba como otros rabinos, simplemente citando las palabras de otros estudiosos, sino que hablaba con la autoridad de los profetas del AT – ‘así dice el Señor’.

El tema de la autoridad de Cristo es importante en el evangelio de Marcos. Aquí vemos Su autoridad como maestro. En los versos que siguen, vemos Su autoridad sobre los demonios. En Marcos 2:10, leemos de Su autoridad para perdonar el pecado. Posteriormente, vemos como el Señor imparte esa autoridad a los apóstoles (para sanar y echar fuera demonios); Marcos 3:15 y 6:7. Finalmente, en Marcos 11:28-33, vemos al Señor ejerciendo autoridad para ‘limpiar’ el templo.

NOTA: La autoridad de Cristo, como maestro de la Palabra, se debe no solo a que era el Hijo de
Dios, sino más bien a la presencia y el poder del Espíritu Santo en Su vida. Por ende, el
Señor es un modelo para todo predicador. ¡Debemos procurar predicar con la autoridad
que tuvo Cristo! Varios ejemplos en los Hechos indican que esto es posible (Hch 2:37;
4:13, 33; 6:10); ver también la experiencia de Pablo en Tesalónica (1 Tes 1:5).


“…y no como los escribas

Los “escribas” (a veces conocidos como los “intérpretes de la ley”, ver Lucas 7:30; 11:45; etc.) eran los maestros de la ley. Siguiendo los pasos de Esdras, el gran escriba del AT, estos hombres se dedicaban al estudio, a la interpretación y a la aplicación de las Escrituras del AT – especialmente de los cinco libros de Moisés. Eran muy respetados por los judíos, por su conocimiento de las Escrituras. Lamentablemente, muchas veces se dedicaban simplemente a trasmitir la tradición que habían heredado de sus antepasados, confirmando su enseñanza con citas de algunos de los grandes rabinos de su época (o de antaño).

Cristo también era conocido como ‘maestro’; sin embargo, Él enseñaba en una manera totalmente diferente. Hablaba como alguien directamente comisionado por Dios, con un mensaje autoritativo para el pueblo (ver Mateo 5:21-22a, 27-28a, 31-32a, etc.).

Lamentablemente. esta autoridad de Cristo no fue de provecho para los oyentes. Ellos reconocieron Su autoridad, pero rehusaron creer el mensaje de Cristo. Por ende, tuvieron mayor condenación (Mat 11:23-24).


Verso 23

Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con[1] espíritu inmundo

Marcos identifica la sinagoga como “de ellos”. Al hacerlo, parece establecer una distancia entre él y los judíos, un poco como lo hace el autor del cuarto evangelio (comparar Juan 2:6; 5:1; etc.). Evidentemente, para el tiempo en que Marcos redactó su evangelio, los cristianos ya no eran bienvenidos en las sinagogas de los judíos.


Resulta extraño hallar a un endemoniado en la sinagoga. No vino a la sinagoga para ser instruido, ni para ser sanado, sino para estorbar la obra de Cristo, e impedir que la gente creyera en Él. Hasta que Cristo llegó, parece que el endemoniado estaba tranquilo. Fue la presencia de Cristo (como la Luz de Dios) que provocó una reacción en el demonio.

Hoy en día, no debemos sorprendernos si hallamos personas endemoniadas en nuestras congregaciones. Satanás se encarga de meter a sus agentes en las iglesias, para causar confusión, y distraer al pueblo de Dios de la verdadera adoración (comparar 2 Cor 11:13-15; Judas 12-13).

La expresión, “espíritu inmundo” (‘pneumati akatharto[2]’), es una expresión netamente judía, para describir a un demonio[3]. Un demonio es uno de los ángeles caídos, que está sujeto a Satanás, y sirve sus propósitos, en contra de Dios. Marcos no explica por qué lo llama “inmundo”. Podría ser por las cosas malas que hacía; pero más probable es que la palabra “inmundo” debe entenderse en relación con la ‘inmundicia’ ceremonial del AT, que impedía comunión con Dios. Estos espíritus malos, por su rebeldía contra Dios, estaban permanentemente en la condición de ‘inmundos’; nunca podían gozar comunión con Dios. Matthew Henry opina que el demonio es llamado “inmundo”, porque era un ángel que había perdido toda su pureza natural, con la cual fue creado; porque obraba en contra de todo lo que el Espíritu Santo quería; y porque sus sugerencias contaminaban a la persona.


¿Cómo logró el demonio tomar control de la mente y la voluntad del endemoniado? Marcos no lo menciona, pero probablemente tuvo que ver con alguna práctica ocultista. Los demonios desearían poseerse de todos los seres humanos, para cometer toda clase de fechoría por medio de ellos; pero Dios no se lo permite. Aun siendo demonios, necesitan la aprobación de Dios para hacer algo.


que dio voces

El verbo en griego (‘anekraxen’) apunta a una emoción muy fuerte. Es la misma palabra que se usa de los discípulos, cuando gritaron al ver a Cristo caminando sobre las aguas, y pensaron que era un fantasma (Marcos 6:49). Lucas lo usa de otro endemoniado, gritando (Lucas 8:28), y también de la muchedumbre, gritando para que maten a Cristo (Lucas 23:18). Indica una forma histérica de gritar, en la cual se pierde control de sí mismo.

Notemos que la voluntad del hombre está doblegada al demonio; por ende, el que grita es el demonio (aunque usaba la boca y la lengua del hombre).


Verso 24

“¿qué tienes con nosotros…”

La expresión en griego es una traducción literal de una construcción hebrea – literalmente, ‘¿qué entre nosotros y ti?’. Esta expresión significa, ‘¿Qué tenemos en común, nosotros y tu?’ En español sería, ‘No te metas en nuestra vida’. NVI traduce, “¿Por qué te entrometes?”; DHH, “¿Por qué te metes con nosotros?”

Debemos notar el uso del pronombre plural, “nosotros” (comparar la palabra, “destruirnos”). Si el hombre estaba poseído por un solo demonio (como Marcos afirma, y el Señor indica en v.25; “le reprendió”), el plural aquí significa que este demonio estaba hablando por parte de otros demonios, con quienes se sentía totalmente identificado.
Los demonios no querían saber nada con Cristo; no esperaban ser liberados, tampoco querían ser juzgados. Sin embargo, el Señor sí tenía interés en ellos; específicamente, iba a echar a uno de ellos del cuerpo del pobre endemoniado.


“…Jesús nazareno?”

El demonio se dirige a Cristo, usando el nombre que comúnmente se usaba de Él, porque lo identificaba como aquel Jesús que fue criado en Nazaret. El uso de este nombre sería especialmente impactante, si es que el endemoniado no conocía a Cristo personalmente.


“¿Has venido para destruirnos?”

La pregunta completa sería, ‘¿Has venido a este mundo para destruirnos?’ (comparar Marcos 1:38). La pregunta contiene una mezcla de temor y desafío (comparar la reacción de los demonios en el gadareno, en Lucas 8:28-31). El demonio reconoce en Cristo al Dios Eterno, con toda Su autoridad para juzgar y condenar. Él podía ver, con sus ‘ojos’ espirituales, más que lo que la gente veía, con sus ojos naturales. Ellos lo veían solo como ‘Jesús de Nazaret’; él lo reconocía como ‘El Santo de Dios’ (ver notas posteriores).

La destrucción de los demonios era considerado, por los judíos, como una señal escatológica. En Mat 8:29, la preocupación de los demonios era que Cristo se había adelantado; que los últimos tiempos aun no habían llegado, y que por ende, si Cristo los iba a destruir, lo estaba haciendo ante del tiempo señalado. ¡Qué atrevimiento!


Sé quien eres, el Santo de Dios

Notemos el uso del singular aquí, “Sé…”. Es el demonio hablando; el único que habitaba dentro del endemoniado.

La frase, “el Santo de Dios”, no apunta a un título mesiánico, sino a la naturaleza divina de Cristo (comparar Lucas 1:35). El endemoniado reconoce en Jesús de Nazaret, no tanto al Mesías prometido, sino a Dios mismo. Esta frase solo se usa otra vez, en Juan 6:69[4]. En Marcos 3:11, los demonios describen a Cristo como el “Hijo de Dios” (otra vez enfatizando Su divinidad, y no tanto Su identidad como el Mesías); ver también, Marcos 5:7 (“Hijo del Dios Altísimo”).


¿Por qué identifica el demonio a Cristo en esta manera? Pareciera que le estuviera haciendo un favor, anunciando Su verdadera identidad. Sin embargo, sabiendo que los demonios solo obran en contra de los propósitos de Dios, habría que buscar otra explicación. Podría ser simplemente una exclamación, un tanto involuntaria, producida por el pánico de ver a Su creador y Soberano. Pero dicha explicación parece un tanto superficial. Mucho más probable es que el demonio estaba queriendo generar una confusión entre los oyentes, quienes encontrarían muy difícil creer que el hombre (Jesús) que estaba delante de ellos, enseñando en su sinagoga, era en realidad el Eterno Dios. Ante esta incredulidad, la probable reacción de los oyentes, frente al testimonio del demonio, sería desprestigiar a Cristo – que era exactamente lo que el demonio quería, y la probable razón por la cual hizo que el endemoniado se acercara a la sinagoga ese día.

Es más, al pretender identificar la verdadera naturaleza de Cristo (sabiendo que las personas no lo iban a creer), el demonio ya estaba sembrando la idea que él estaba vinculado con Cristo, en alguna manera. Esta idea echó raíces, como vemos en Marcos 3:22, cuando Cristo fue acusado de ser el espíritu de Beelzebú.


Verso 25

Pero Jesús le reprendió…”

La reacción de Cristo no se dejó esperar. Ante el vocerío del demonio, Cristo lo “reprendió” (‘epitimao’)[5]. Siempre que este verbo se usa de Cristo, apunta al ejercicio de una autoridad divina (ver Marcos 4:39; 8:33; etc.).


“…diciendo: ‘¡Cállate, y sal de él!’”

El verbo, “Cállate”, es muy gráfico. La palabra en griego es, ‘fimotheti’, que proviene del verbo (‘fimoun’) que significa, literalmente, ‘colocar un bozal’ (ver 1 Cor 9:9). A veces la palabra se usaba en el sentido de ‘silenciar’ (Mat 22:12, 34), y ese parece ser el sentido aquí.

Varias veces, en Marcos, encontramos al Señor haciendo callar a las personas, para que no divulguen Su identidad. En Marcos 1:34 y 3:12, Él hace callar a los demonios; mientras que en Marcos 1:44; 5:43; 7:36 y 8:26, el Señor ordena el silencio de las personas que fueron testigos de Sus milagros. En cada caso habría que analizar por qué ordena un silencio. Obviamente, no era porque no quería que la gente supiese de Él; sino porque al hablar (o seguir hablando), estas personas podrían poner en peligro el plan de Dios para Su vida.


Verso 26

Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia…”

Este verbo solo se usa en contextos de exorcismos (ver Marcos 9:20, 26; Lucas 9:39). La idea del verbo parece ser que el demonio provocó movimientos parecidos a una convulsión. El demonio no pudo resistir la autoridad de Cristo. Sin embargo, al obedecer, evidencia su maldad inherente, convulsionando al hombre, y pretendiendo hacerle daño, y asustando a la gente.


“…y clamando a gran voz, salió de él

Estos exorcismos fueron una señal de la presencia del reino de Dios (ver Mat 12:28; Lucas 11:20). El ‘hombre fuerte’ había sido ‘atado’, y sus bienes estaban siendo despojados (es decir, las personas que estaban bajo su yugo, estaban siendo puestas en libertad). Estos exorcismos constituían una parte esencial del propósito de la venida de Cristo, quien vino a este mundo para ‘deshacer las obras del maligno’ (1 Juan 3:8).


Verso 27

“¿Qué nueva doctrina es esta…?”

La palabra, “nueva”, es ‘kaine’, que apunta a algo nuevo, en términos de calidad. Los griegos tenían otra palabra (‘neos’), que significa ‘nuevo’, en términos de tiempo. El uso de la palabra, ‘kaine’ indica que lo que Cristo estaba enseñando no era algo totalmente nuevo (en el sentido que nunca antes se había escuchado), sino que había una calidad nueva en la enseñanza – es decir, tenía autoridad.


III. HOMILÉTICA


TEMA: “La Autoridad de Cristo

Cristo vino como un mensajero de Dios. Vino anunciando el reino de Dios. Vino a llamar a los hombres a seguirle. Vino para deshacer las obras de Satanás. Esto requirió tremendo poder y autoridad. En el ministerio de Cristo vemos un hombre ministrando con tremenda autoridad. Es todo un ejemplo para nosotros.

¿Cómo se manifestó esta autoridad en el ministerio de Cristo? Este pasaje destaca dos aspectos o manifestaciones de la autoridad de Cristo.


1. LA AUTORIDAD DE CRISTO COMO MAESTRO (v.21-22)

Dios nos ha dado las Escrituras, para que por ellas alcancemos la salvación. La estrategia de Satanás es hacer que la gente no preste atención a las Escrituras, o quede tan confundida ante ellas, que no les sirven de nada para la salvación. Esto estaba pasando entre los judíos, y Cristo tuvo que entrar a tallar como maestro, para hacer un buen uso de las Escrituras, y por medio de ellas, liberar a las personas del yugo de Satanás.

Notemos tres detalles de la enseñanza de Cristo, que vemos en este pasaje.


a. El Lugar de la Enseñanza (v.21)

Cristo desarrolló un ministerio de enseñanza. Enseñaba en las sinagogas, aprovechando de esa institución, creada para la enseñanza del pueblo de Dios. Aprovechó también las invitaciones que se les extendía para enseñar en las sinagogas.


b. El Contenido de la Enseñanza

Marcos no nos dice en qué consistió la enseñanza, pero indudablemente se centró en la exposición de la Escrituras (ver Lucas 4:16-21).


c. El Impacto de la Enseñanza (v.22)

Al enseñar, la autoridad de Cristo se dejó notar. Su forma de enseñar era muy diferente a la de los escribas:

i. Él no se dedicaba a citar a otros destacados rabinos, para dar mayor peso y autoridad a su enseñanza y exposición de las Escrituras.

ii. Él enseñaba en el poder del Espíritu Santo (que la mayoría de los escribas no tenían, por no ser personas convertidas).


El resultado de todo eso, fue que los oyentes quedaron impactados – “se admiraban de su doctrina” (v.22).


2. LA AUTORIDAD DE CRISTO COMO SALVADOR (v.23-27)

Satanás no solo procura llevar a los seres humanos a la condenación, por medio de la ignorancia de la verdad (en las Escrituras), sino por medio del control nocivo de los demonios, a quienes él usa, para mantener a las personas bajo el yugo del pecado y la maldad. Un caso específico es la persona endemoniada. Cristo vino para atar al ‘hombre fuerte’, y soltar a las personas que estaban sujetas a los demonios. Vemos la manera en que Cristo lo hizo en este caso:


a. Cristo Confronta a los Demonios (v.23-24)


b. Cristo Silencia a los Demonios (v.25a)


c. Cristo Expulsa a los Demonios (v.25b-26)


Una vez más, el impacto sobre la gente fue tremendo. Todos fueron concientes de la autoridad de Cristo, y eso les llevó a asombrarse (v.27).


Conclusión

¿Has experimentado algo de la autoridad de Cristo en tu vida?





[1] El griego es ‘en’, que es una construcción extraña. Cranfield dice que es un semitismo, y observa que Lucas emplea la forma más normal en griego, ‘ejon’ (‘teniendo’); Lucas 4:33.
[2] En los evangelios, esta palabra solo se usa en relación con demonios.
[3] Lucas usa una expresión más compleja, “un espíritu de demonio inmundo” (Lucas 4:33).
[4] Aunque la RV lee, “el Hijo del Dios viviente”, los mejores MSS antiguos leen, ‘el Santo de Dios’. Por eso, la NVI traduce en esa manera (ver BDLA, DHH, etc.).
[5] En la LXX, esta palabra se usa para traducir la raíz hebrea, ‘gara’, que apunta a una reprensión divina (ver 2 Sam 22:16; Job 26:11; Sal 80:16). ¡Esta es la contraparte de la palabra creadora de Dios (‘bara’)!