“Comentario Analítico, Exegético y Homilético”
Marcos
Alex Donnelly
MARCOS 1:4-8
“4 Bautizaba Juan en el desierto[1], y predicaba el bautismo de arrepentimiento para
perdón de pecados. 5 Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos de Jerusalén;
y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. 6 Y Juan estaba
vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía
langostas y miel silvestre. 7 Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más
poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado.
8 Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo”
Pasajes Paralelos: Mateo 3:1-6; Lucas 3:1-17; Juan 1:19-31
I. ANÁLISIS
Habiendo mencionado las profecías acerca del Mensajero (Juan el Bautista), Marcos ahora describe su ministerio. Éste consistía en la predicación del “bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados” (v.4). El impacto de este ministerio fue grande; gente venía de toda la provincia de Judea a ser bautizado por Juan, en el Jordán (v.5). La vestimenta de Juan hacía recordar al profeta Elías (v.6a); su comida era de lo más sencillo (v.6b). Aunque su ministerio causó un tremendo impacto, Juan reconoció que uno mucho mayor que él estaba por llegar – el Mesías (v.7). Juan bautizaba en agua, pero el Mesías iba a bautizar “con Espíritu Santo” (v.8).
Bosquejo de un mensaje textual sobre Marcos 1:4-8
Introducción – el contexto geográfico del ministerio de Juan (“en el desierto”, v.4a); para el
contexto histórico, ver Lucas 3:1-2.
1. El Ministerio de Juan (v. 4, 6-8)
a. Un Ministerio Profético (v.6-8)
i. Su Vida (v.6)
- Su Vestimenta (v.6a)
- Su Alimentación (v.6b)
ii. Su Mensaje (v.7-8)
Marcos
Alex Donnelly
MARCOS 1:4-8
“4 Bautizaba Juan en el desierto[1], y predicaba el bautismo de arrepentimiento para
perdón de pecados. 5 Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos de Jerusalén;
y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. 6 Y Juan estaba
vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía
langostas y miel silvestre. 7 Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más
poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado.
8 Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo”
Pasajes Paralelos: Mateo 3:1-6; Lucas 3:1-17; Juan 1:19-31
I. ANÁLISIS
Habiendo mencionado las profecías acerca del Mensajero (Juan el Bautista), Marcos ahora describe su ministerio. Éste consistía en la predicación del “bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados” (v.4). El impacto de este ministerio fue grande; gente venía de toda la provincia de Judea a ser bautizado por Juan, en el Jordán (v.5). La vestimenta de Juan hacía recordar al profeta Elías (v.6a); su comida era de lo más sencillo (v.6b). Aunque su ministerio causó un tremendo impacto, Juan reconoció que uno mucho mayor que él estaba por llegar – el Mesías (v.7). Juan bautizaba en agua, pero el Mesías iba a bautizar “con Espíritu Santo” (v.8).
Bosquejo de un mensaje textual sobre Marcos 1:4-8
Introducción – el contexto geográfico del ministerio de Juan (“en el desierto”, v.4a); para el
contexto histórico, ver Lucas 3:1-2.
1. El Ministerio de Juan (v. 4, 6-8)
a. Un Ministerio Profético (v.6-8)
i. Su Vida (v.6)
- Su Vestimenta (v.6a)
- Su Alimentación (v.6b)
ii. Su Mensaje (v.7-8)
b. Un Ministerio Preparatorio (v.4)
i. Su Predicación – “arrepentimiento”
ii. Su Actividad – “Bautizaba…”
2. El Impacto de Juan (v. 5)
Muchísimas personas:
a. Venían a Escucharle
b. Confesaban Sus Pecados
c. Eran Bautizados
Conclusión: ¿Aspiramos tener tal ministerio? ¿Cuáles son las condiciones que debemos
cumplir?
II. EXÉGESIS
Verso 4
“Bautizaba[2] Juan en el desierto…”
Marcos no nos ofrece mayores detalles acerca de quién era Juan. Para eso tenemos que ir a Lucas 1:5-25 y 57-80. Juan el Bautista fue el único hijo de Zacarías y Elizabet, una pareja de ancianos que vivían en la zona montañosa de Judea (v. 39-40). Su nacimiento fue anunciado por un ángel, cuando Zacarías estaba ministrando en el templo, cumpliendo su oficio de sacerdote (v.11). Juan fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre (v. 15; comparar v.41, 44). Al nacer, Lucas dice que Juan “se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel” (v.80).
El nombre, “Juan”, en griego es ‘Ioannes’ (latín, ‘Johannes’). Se deriva del hebreo, ‘Johanán’ (ver 2 Rey 25:23; etc.), que significa ‘la gracia o la misericordia de Jehová’ (ver Gén 33:11, ‘hecho merced”). El nombre fue asignado por Dios, por medio del ángel (Lucas 1:13), y ratificado por sus padres (Lucas 1:60-63). En Lucas 1:58 leemos que el nacimiento de Juan constituyó una evidencia de la misericordia de Dios para con Elizabet; sin embargo, la mayor misericordia fue la demostrada para con todo el pueblo de Israel (ver Lucas 1:72, 78).
El “desierto” donde Juan desarrolló su ministerio fue “el desierto de Judea” (Mateo 3:1)[3]. Esta es la región que se ubica entre Jerusalén y el valle del Jordán, a lo largo del Mar Muerto (ver mapa bíblico). No era un lugar totalmente desértico, sino una zona montañosa, de poco uso para la agricultura.
¿Qué atrajo Juan al desierto? Podría haber sido simplemente la soledad, donde Juan pudo dedicarse a buscar a Dios, evitando las tentaciones y distracciones de la vida urbana. Por otro lado, el desierto físico representaba muy bien el ‘desierto’ espiritual que reinaba en Israel en ese tiempo. El pueblo de Dios no estaba produciendo ‘fruto’ espiritual; había una ‘aridez’ y una ‘estirilidad’ espiritual entre el grueso de los judíos (ver la parábola de la higuera estéril; Marcos 11:12-14).
Sin embargo, debemos notar que en el AT, el ‘desierto’ tiene un significado importante. El ‘desierto’ fue el lugar donde Dios se reveló al pueblo de Israel, cuando salieron de Egipto. Oseas 2:14 identifica el ‘desierto’ como el lugar donde se efectuaría la reconciliación con Dios, y se hallaría la renovación espiritual.
Para el primer siglo, el ‘desierto’ era considerado el lugar donde el Mesías se manifestaría[4]. Dado a que Juan estaba preparando el camino para el Mesías, escogió el ‘desierto’ como un lugar apropiado para desarrollar su ministerio. Lucas 1:80 dice que Juan estuvo “en lugares desiertos” (plural), hasta el momento en que comenzó a desarrollar su ministerio (cerca al río Jordán)[5]. El uso del plural aquí, indica que Juan no quedó en un solo lugar, sino que iba de ‘desierto’ en ‘desierto’, preparándose para servir a Dios.
Juan comenzó su ministerio cuando le “vino palabra de Dios…” (ver Lucas 3:2). Esta palabra de revelación profética no le vino a Juan por haber cursado estudios rabínicos, sino por haber estado en la ‘escuela’ de Dios, a solas en el desierto. Juan comenzó su ministerio por el año 26 d.C. (Lucas 3:1) Su manifestación fue tan dramática como la de Elías. Ambos se manifestaron a Israel, trayendo la palabra de Dios, a un pueblo sumergido en el pecado y la apostasía espiritual[6].
El verbo, “bautizaba” (‘baptizo’), significa ‘sumergir’[7] o ‘limpiar/lavar con agua’ (ver Marcos 7:4, donde las palabras, “se lavan”, son la traducción del verbo, ‘baptizo’). Los judíos practicaban varios rituales asociados con lavamientos de índole religioso (ver Lev 15:5, 8; Núm 19:7; Heb 9:10). Uno de estos rituales era practicado por los prosélitos, cuando se convertían al judaísmo. El lavamiento con agua que ellos practicaban, señalaba que se estaban purificando de los errores cometidos como paganos e idólatras. Por medio de este lavamiento, se estaban purificando para servir a Dios. Is 1:16 relaciona el lavamiento con el arrepentimiento.
Al adoptar el rito del bautismo, Juan estaba dando a entender que el pueblo de Dios se había vuelto igual que los paganos (comparar Rom 2:25), y que por ende tenían que bautizarse, como si estuvieran convirtiéndose a Dios por primera vez. ¡No podían confiar en que simplemente eran descendientes de Abraham (ver Lucas 3:8)! Para comenzar una vida dentro del reino de Dios, tenían que limpiarse de sus pecados pasados, y comenzar a vivir como verdaderos judíos (ver Lucas 3:10-14). Al bautizar a la gente, Juan estaba indicando que su ministerio consistía en reunir al verdadero pueblo de Israel, y prepararlos para la manifestación de Dios (ver Lucas 1:17b).
“…y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados”
La palabra, “predicaba”, es ‘kerusson’[8]; viene del verbo ‘kerusso’, que significa ‘anunciar como un heraldo (‘kerux’)’. Según Mat 3:2, el anuncio de Juan se centró en la inminente llegada del reino de Dios. El bautismo que acompañó su mensaje, fue un bautismo de arrepentimiento, con miras al perdón de los pecados. Su propósito era preparar al pueblo para ingresar al reino de Dios que se estaba por manifestar[9].
La palabra “arrepentimiento” es ‘metanoia’. Significa ‘un cambio de pensamiento’, que conlleva un cambio de vida (‘conversión’). Ver Mat 3:7-10; Lucas 3:10-14.
“Por arrepentimiento él quería decir volverse completamente, dar una vuelta
completa, una vuelta sincera del pecado, incluyendo una entrega a una vida
cambiada y una determinación para evitar el pecar. El arrepentimiento comprendía
un cambio radical de mente, corazón y voluntad”[10].
Los profetas enfatizaban esto, hablando de la necesidad de ‘volver a Dios’. Este ‘retorno a Dios’ implicaba la necesidad de dejar de hacer aquellas cosas que ofenden a Dios. El llamado al arrepentimiento, por parte de Juan, implicaba que el pueblo de Dios se había vuelto tremendamente pecaminoso, y estaba en la imperiosa necesidad de arrepentirse, y volver a Dios.
El arrepentimiento incluye tres elementos importantes:
a. Un entendimiento de la maldad del pecado, como algo cometido contra Dios (Sal 51:4), y que por ende constituye una ofensa contra Él (Jer 44:4).
b. Una profunda tristeza por los pecados cometidos (2 Cor 7:10).
c. Un propósito serio de abandonar el pecado, y vivir una vida de santidad ante los ojos de Dios.
En el tiempo de Juan, el pueblo de Dios estaba bajo el yugo romano. Muchos judíos estaban incentivando a sus compatriotas a tomar armas, para resistir a los romanos, y expulsarlos de la Tierra Prometida. Juan no se une a ellos. Más bien, llama a la gente a reconocer su pecaminosidad, y a arrepentirse delante de Dios. ¡Sus pecados eran mayores enemigos que los romanos! ¡Sus pecados los tenían más esclavizados que los invasores!
El arrepentimiento era “para perdón de pecados”; es decir, su meta era obtener el perdón de los pecados. El verbo, ‘afiemi’, se usa en la LXX para traducir varios verbos en hebreo, que tienen el sentido de ‘soltar’ o ‘liberar’. El ‘perdón’, entonces, implica ‘soltar’ a alguien de la culpa o de la condenación del pecado.
La ley de Moisés solo ofrecía la purificación ceremonial de pecados cometidos; los sacrificios de los animales no lograban el perdón completo de los pecados, porque no podían expiar el pecado (ver Heb 10:1-4). El verdadero perdón de los pecados viene en el Nuevo Pacto, introducido por Cristo, y anticipado en el bautismo de Juan.
¿Cuál era la relación entre el bautismo de Juan y el perdón de los pecados? No estamos seguros. Lo que sí está claro es que el bautismo, por sí solo, no efectuaba el perdón de los pecados. El perdón dependía de una verdadera actitud interna, de un quebrantamiento ante Dios, de un reconocimiento de culpabilidad, y de una decisión seria de cambiar la forma de vida. Por eso Juan exhortaba, “Haced frutos dignos de arrepentimiento” (Mat 3:8).
NOTA: Aunque Marcos no explica el propósito del arrepentimiento y el bautismo (a lo menos,
no en forma explícita), los otros evangelistas si lo hacen, indicando que el
arrepentimiento se debe a la próxima venida del Mesías, quien viene a juzgar al pueblo
de Dios (Mat 3:10-12; Lucas 3:7-9).
Verso 5
“Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén…”
A pesar de que Juan desarrolló su ministerio en un lugar poco conveniente (en un ‘desierto’), y anunció un mensaje poco atrayente (el arrepentimiento del pecado), el impacto de su ministerio fue tremendo. El verbo, “salían” (imperfecto), indica una acción continua; día tras día, la gente salía de Jerusalén y las zonas aledañas, para escuchar a Juan predicar, y ser bautizados por él. Como un comentarista afirma, Juan vació las ciudades, y llenó el desierto. ¡Qué ministerio!
Las palabras, “toda” y “todos”, no deben ser tomadas literalmente; apunta, más bien, a toda clase de gente – ‘pecadores’ y justos, fariseos y saduceos (Mat 3:7), ricos y pobres (Lucas 3:10), soldados y ‘publicanos’ (Lucas 3:12, 14).
El historiador, Josefo, confirma esta descripción del ministerio de Juan. Él habla de muchas personas que se congregaron para oír a Juan el Bautista, conmovidos tremendamente al escuchar sus palabras (ver Antigüedades, XVIII. 118). Un comentarista afirma que hasta un millón de personas podrían haber acudido a escuchar a Juan[11].
Marcos menciona Jerusalén y Judea. Mat 3:5 añade, “y toda la provincia de alrededor del Jordán”. Sabemos que también vinieron de Galilea, porque algunos de los discípulos de Juan eran del norte (Juan 1:40-41).
Luego de 400 años de silencio, la auténtica palabra profética se escucha de nuevo, y el pueblo de Dios reconoce en Juan un verdadero siervo de Dios. No solo lo reconoce, sino que salen al desierto para escucharle proclamar el mensaje de Dios.
“y eran bautizados por él en el río Jordán”
Como ya hemos notado, los judíos practicaban una suerte de ‘bautismo’ para los prosélitos, cuando un gentil quería convertirse al judaísmo[12]. Sin embargo, nunca se habían bautizado judíos, como Juan lo hacía. Ellos se consideraban hijos de Abraham, y por ende automáticamente parte del reino de Dios. Según el concepto popular, ningún judío podía ‘perderse’, espiritualmente[13]. Sin embargo, Juan niega eso (ver Mat 3:8-9), y llama a toda la nación a bautizarse, en señal de arrepentimiento.
“…confesando sus pecados”
Aunque el mismo acto de descender a las aguas del Jordán para ser bautizados constituía una confesión implícita de su pecaminosidad, es probable que el bautismo fuera acompañado por una confesión verbal de sus pecados.
El verbo que Marcos usa aquí (‘exomologeo’[14]) es una palabra compuesta. El verbo básico es ‘logeo’, que significa ‘hablar. El prefijo, ‘omo’, significa ‘junto’ (y la preposición, ‘ek’ es para dar mayor énfasis al verbo). Por ende, la idea bíblica de ‘confesar’ algo es, ‘hablar junto con’ (es decir, ‘hablar la misma cosa que’) Dios; en este contexto lo que se estaba ‘confesando’ era la pecaminosidad de las personas que venían a bautizarse.
El análisis de este verbo apunta a la esencia de la confesión del pecado. Implica ponernos de acuerdo con Dios, y afirmar (juntamente con Él), que lo que Él dice acerca de nosotros es verdad – somos pecadores (Rom 3:23). Por ende, al confesar nuestros pecados, no debemos tratar de minimizarlos, o excusarnos, o poner pretextos. Lo que se requiere es simplemente ponernos de acuerdo con Dios acerca de lo que Él dice de nosotros (comparar 1 Juan 1:8-10).
Verso 6
“Y Juan estaba vestido de pelo de camello”
Esta vestimenta sería bastante incómoda, dado a que los largos pelos de los camellos irritarían la piel. ¿Por qué la usaba? En primer lugar, porque era la vestimenta de la gente pobre (Cristo afirmó que Juan no se vestía de ropas espléndidas; Mat 11:8). En segundo lugar, porque parece haber sido la insignia de un profeta (ver Zac 13:4). En tercer lugar, esta vestimenta apuntaba a que Juan se consideraba el cumplimiento de la profecía de Mal 4:5, acerca de la venida del profeta Elías antes de la llegada del Mesías (comparar la descripción de Elías, en 2 Rey 2:8).
¡Juan heredó tanto la pobreza material, como el poder y la autoridad espiritual de Elías! Demasiados predicadores desean el poder espiritual, pero no la pobreza o sencillez de vida (que frecuentemente es la condición para tener poder espiritual).
NOTA: El uso del verbo en el imperfecto (‘en’; “estaba vestido…”) apunta a una actividad
continua de Juan. ¡Su forma de vida era así!
“y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos”
Este cinto era para juntar la ropa, por la cintura, para dar mayor libertad al caminar, etc. Normalmente, la gente usaba un cinturón adornado. Juan usó un simple cinturón de cuero.
“y comía langostas y miel silvestre”
Esta era la comida del desierto, y apunta a una vida de gran sencillez y pobreza. Las langostas se comían secas o hervidas en agua salada (Barnes). Lev 11:2 permitía al judío comer langostas.
La “miel silvestre” probablemente venía de panales que las abejas hacían entre las rocas, o en algunos árboles del desierto.
Verso 7
“Y predicaba, diciendo…”
Esta parece ser la segunda etapa del ministerio de Juan. Primero predicó acerca del pecado, y la necesidad de arrepentirse de ello (aceptando el bautismo como un símbolo de la limpieza espiritual que se ansiaba tener). Luego, una vez que captó la atención del pueblo, y presintió que el momento propicio había llegado, comenzó a predicar acerca de la venida del Mesías. Aquí es interesante notar también Lucas 3:15-16, que indica que Juan comenzó a predicar con mayor claridad acerca de la venida de Cristo cuando se dio cuenta que muchas personas estaban pensando que él (Juan) era el Mesías.
El mensaje de Juan apunta a un énfasis escatológico. Su ministerio no era un fin en sí, sino el medio para alcanzar un fin. El fin era la manifestación de Aquel que es más poderoso que él – es decir, del Mesías. Para los judíos la manifestación del Mesías marcaba el tiempo del fin (el ‘esjaton’); comparar Heb 1:2.
“…Viene tras mí el que es más poderoso que yo…”
Según Juan 1:15, la superioridad de Cristo se debe a Su preexistencia; aunque debemos notar que Juan 1:14 habla de la “gloria…del unigénito del Padre”, y el v.16 habla de la “plenitud” (de Dios) en Cristo. Todas estas cosas son parte de la superioridad de Cristo sobre Juan.
“...a quien no soy digno[15] de desatar encorvado la correa de su calzado”
Quitar las sandalias de los pies de alguien era considerado como el trabajo de un esclavo. La tarea era vista como algo tan denigrante, que un siervo judío no estaba obligado a hacerlo (Mekilta sobre Ex 21:2). Un rabino judío (Josué ben Levi) dijo, “todo los servicios que un esclavo brinde a su amo, deben ser cumplidos por un discípulo a su maestro, con la excepción de remover su calzado” (Cranfield, p. 48).
Solo Marcos habla de agacharse (“encorvado”) para quitar las sandalias de Cristo. Mat 3:11 habla de ‘llevar’ las sandalias, mientras que Lucas 3:16 habla de ‘desatar la correa’ de las sandalias del Mesías. Obviamente cada evangelista complemente el relato de los otros.
Estas palabras apuntan a la tremenda humildad de Juan, ante un reconocimiento profundo y real de la grandeza de Cristo. ¡Algo que nos hace mucha falta a los predicadores en estos tiempos! Lo interesante es que aunque Juan realmente se consideraba indigno de desatar la correa de las sandalias de Cristo, ¡terminó bautizándolo (Mat 3:13-15; Marcos 1:9)!
Verso 8
“Yo a la verdad os he bautizado con agua…”
Marcos usa el verbo en el aoristo (“os he bautizado”). Cranfield lo explica como un modismo hebreo, en el cual el verbo perfecto se usa con el sentido de un verbo en tiempo presente, y observa que los textos paralelos en Mateo y Lucas usan ‘baptizo’, que está en tiempo presente (Mat 3:11; Lucas 3:16). Sin embargo, Swete afirma que el aoristo indica que la carrera de Juan, como el bautista, había llegado a su fin. Ya cumplió con bautizar a la gente; lo que quedaba ahora era solo la manifestación del que bautizaría con o en el Espíritu Santo.
“…pero él os bautizará con Espíritu Santo”
Muchos MSS omiten el artículo definido (‘el Espíritu Santo’); sin embargo, Cranfield afirma que esto no es de gran importancia, y cita Mat 1:18; Lucas 1:15, 35; 2:25, como otros versos donde se omite el artículo definido en el texto en griego, a pesar de que la referencia es al Espíritu Santo.
Varias profecías del AT predicen el envío del Espíritu Santo en los últimos tiempos, en relación con la llegada del Mesías (ver Joel 2:28s; Is 32:15; 44:3; Ezeq 36:25-27; 37:14; 39:29).
La frase, “con Espíritu Santo”, traduce la expresión en griego, ‘en pneumati jagio’. La preposición, ‘en’, seguida por un sustantivo en el caso dativo (como ocurre aquí), indica la esfera de una acción; por ende, la traducción de la RV, “con Espíritu Santo”, no es la mejor[16] (para mayores detalles, ver el Apéndice, ‘El Bautismo en el Espíritu Santo’ (p.16-17).
NOTA: Mat 3:11 y Lucas 3:16 añaden las palabras, “…y fuego”. La forma de palabras de
Marcos se encuentra en Juan 1:33 y Lucas 1:5. En el contexto del ministerio de Juan, la
referencia a ‘fuego’ debe ser entendida en relación con juicio (ver Mat 3:10, 12; Lucas
3:9, 17). En el bautismo de Juan, el agua simbolizaba la purificación de los pecados; de
igual modo, en el bautismo de Cristo, el fuego simboliza la purificación de los pecados, por
obra del Espíritu Santo.
Hoy en día cada persona que bautiza está en la misma condición de Juan. Puede bautizar en agua, pero depende de la obra de Cristo para el bautismo en Espíritu Santo. ¡Solo Cristo puede conceder el Espíritu Santo!
III. HOMILETICA
TEMA “El Ministerio que Agrada a Dios”
Juan el Bautista nos provee un buen modelo de la clase de ministerio que agrada a Dios.
¿Cuáles fueron las características del ministerio de Juan?
A la luz de Marcos 1:4-8, podemos señalar CUATRO características de un ministerio que agrada a Dios.
1. Consagración (v.4a)
Juan se fue al desierto, para consagrarse a Dios, y a Su servicio. Juan no vivió una vida de satisfacción personal, sino que se dedicó por completo al servicio de Dios, como un Nazareno.
2. Sacrificio (v.6)
En el desierto, Juan vivió una vida bastante austera. Servir a Dios implicó un gran sacrificio, por parte de Juan. Sacrificó su dieta, su apariencia, su comodidad, etc. Pero por ello, fue recompensando con el poder de lo alto.
3. Un Llamado al Arrepentimiento (v.4b)
Juan enfocó su mensaje sobre el problema del pecado, y la necesidad de arrepentirse de ello, para obtener el perdón de los pecados. No escatimó sus palabras; denunció al pecado por nombre (ver evangelios paralelos), y llamó a todos al arrepentimiento.
4. Apuntó a Cristo (v.7-8)
El anhelo ferviente de Juan era que la gente conociera a Cristo. En todo su ministerio, apuntó a la venida de Cristo. Mencionó la excelencia de Su Persona (v.7), y la superioridad de Su ministerio (v.8).
Conclusión
Cuando servimos en una manera que agrada a Dios, podemos esperar la bendición de Dios. Esto fue lo que Juan halló (v.5). Dios lo usó grandemente, porque sirvió a Dios en forma espiritual.
APÉNDICE: “El Bautismo en el Espíritu Santo”
Hay mucho debate acerca de esta frase, que se usa en relación con una posible segunda experiencia del Espíritu Santo, frecuentemente relacionada con el don de lenguas. El propósito de este Apéndice es analizar las frases bíblicas, y explorar su significado.
A continuación presentamos las frases en griego (con sus respectivas traducciones literales), siguiendo el texto de Nestle Aland (26ava. Edición), que es reconocido por los estudiosos como el más fidedigno de los textos del NT en griego.
MATEO 3:11
‘ego…baptizo en judati…autos…baptisei en pneumati jagio kai puri’
Yo… bautizo en agua… Él… bautizará en Espíritu Santo y fuego
MARCOS 1:8
‘ego ebaptisa ( )[17] judati, autos…baptisei…(en)[18] pneumati jagio’
Yo bauticé en o con agua, Él .... bautizará… en Espíritu Santo
LUCAS 3:16
‘ego… judati baptizo…autos…baptisei en pneumati jagio kai puri
Yo en o con agua bautizo, Él… bautizará en Espíritu Santo y fuego
JUAN 1:33
‘jo pempsas me baptizein en judati joutos estin jo baptizon en pneumati jagio’
El que me envió a bautizar en agua, este es el que bautiza en Espíritu Santo
HECHOS 1:5 (y 11:16)
‘ebaptisen judati… en pneumati baptisthesthe jagio’
(Juan) bautizó en o con agua… (ustedes) en Espíritu serán bautizados Santo
En cada evangelio, tanto la palabra ‘agua’ como ‘Espíritu Santo’, están en el caso dativo (‘judati’, ‘pneumati jagio’). El dativo se usa en dos sentidos: locativo (se traduce, ‘en agua’; ‘en Espíritu Santo’) o instrumental (se traduce, ‘con agua’; ‘con Espíritu Santo’). Sin embargo, cuando se usa la preposición, ‘en’ (que significa, ‘en’), el sustantivo que sigue se expresa en el dativo, y el sentido siempre es locativo.
Aunque la RV (como la mayoría de las versiones de la Biblia en español) traduce estas frases, ‘con agua’ y ‘con Espíritu Santo’, habría que notar cuatro cosas:
1. En los evangelios y en Hechos, la frase que describe el ‘bautismo’ en relación con el Espíritu Santo siempre lleva la preposición, ‘en’, seguida por ‘Espíritu Santo’ en el caso dativo. Esto significa, que se debiera traducir, ‘bautizar en Espíritu Santo’.
2. En dos de los evangelios (Mateo y Juan), la frase que habla del ‘bautismo’ con agua, también usa la construcción, ‘en’, seguida por el sustantivo en el caso dativo, que apunta al sentido locativo; por ende, se debiera traducir, ‘bautizar en agua’.
3. En dos de los evangelios (Marcos y Lucas), y en Hechos, cuando se habla del bautismo en agua, no aparece la preposición, ‘en’; por ende, la construcción del sustantivo en el caso dativo (‘judati’) podría ser traducido como locativo (‘en agua’) o instrumental (‘con agua’). Sin embargo, la traducción, ‘en agua’, se hace más factible por la construcción de ‘en’ seguido por ‘judati’, en los otros evangelios (Mateo y Juan).
4. Si el verbo, ‘bautizar’, tiene el sentido de ‘sumergir’, y no simplemente, ‘lavar’ (ver Nota 6, p. 10), entonces la frase tendría que ser traducida, ‘bautizar en agua’; por ende el paralelo sería ‘bautizar en Espíritu Santo’.
Finalmente, debemos notar que el agente del bautismo espiritual, no es el Espíritu Santo, sino Cristo. En otras palabras, el ‘bautismo en Espíritu Santo’ no es uno efectuado por el Espíritu Santo, sino por Cristo.
[1] “Así se presentó Juan, bautizando en el desierto y predicando…” (NVI);
“Sucedió que Juan se presentó en el desierto bautizando…les decía…” (DHH);
“Juan el Bautista apareció en el desierto predicando…” (BDLA).
Para una explicación de estas diferentes traducciones (especialmente la de BDLA), ver comentario exegético, y Nota 2.
[2] Las diferentes traducciones ofrecidas en las versiones de la Biblia (ver Nota 1) se deben, tanto a ciertas variantes en el texto original, como a diferencias en la forma de interpretar el texto. La mayoría de los MSS en griego comienzan, ‘egeneto Ioannes baptizon’, que significa ‘Vino Juan bautizando’. Sin embargo, algunos MSS antiguos añaden el artículo definido (‘jo’) antes de ‘baptizon’, que da el sentido ‘el (que está) bautizando’; es decir, ‘el Bautista’ (BDLA, Nota 1). El título, ‘el Bautista’ generalmente se expresa, ‘jo baptistes’ (ver Marcos 6:25; 8:28); sin embargo, en algunos casos se usa la forma, ‘jo baptizon’ (Marcos 6:14, 24).
[3] Lucas 3:3 señala que Juan no quedó en un solo lugar, sino que desarrolló su ministerio “por toda la región contigua al Jordán”. Juan 1:28 ubica el ministerio de Juan al este del río Jordán.
[4] Por ende, la tendencia de relacionar el desierto con movimientos mesiánicos revolucionarios (Hch 21:38; comparar Mat 24:26).
[5] Lucas 3:1-3 indica el momento histórico en el cual Juan comenzó su ministerio.
[6] Para mayores detalles acerca de la condición moral y espiritual de Israel en ese tiempo, ver Edersheim, La Vida y Tiempos de Jesús el Mesías (Libro II, cap. XI).
[7] Usos interesantes del verbo, ‘baptizo’, en la LXX (donde únicamente se usa para traducir el verbo hebreo, ‘tabal’) incluyen Lev 14:6, 51 (de una ave que se mojaba en la sangre de otra ave), Núm 19:18 (de mojar hisopo en el agua), Deut 33:24 (de mojar el pie en aceite), Rut 2:14 (de mojar un bocado de pan en vinagre), 2 Rey 5:14 (de Naamán zambulléndose en el río Jordán). Todos estos textos indican que ‘bautizar’ involucraba sumergir en un líquido (no simplemente echar un líquido sobre algo). Para mayores detalles, ver el comentario de Barnes sobre Mat 3:7.
[8] Marcos usa el participio, que significa (literalmente), ‘predicando’.
[9] Para mayores detalles acerca del ‘Reino de Dios’, ver Edersheim, op. cit., Libro II, cap. XI.
[10] R. Brown, op. cit., p. 13.
[11] Ver, The Fourfold Gospel.
[12] Edersheim (op. cit.) describe esto, en al Apéndice XII, ‘Sobre el Bautismo de los Prosélitos’
[13] Por ejemplo, un escrito de los judíos presenta a Abraham sentado a la puerta de Gehena (el infierno), para salvar a cualquier judío que corría el riesgo de ser consignado a ese lugar. Para mayores detalles acerca de la excesiva fe que los judíos depositaban en ser hijos de Abraham, ver Edersheim, op. cit., Libro II, cap. XI.
[14] Es interesante notar que el verbo, ‘exomologeo’, se usa en el AT de glorificar a Dios (Josué 7:19). En el NT este verbo se usa en el sentido de ‘alabar a Dios’, en Mat 11:25. El uso de este verbo en relación con la palabra ‘pecado’ (‘jamartia’) se halla en la LXX solo en Dan 9:20.
[15] La palabra que Marcos usa es ‘jikanos’, que conlleva la idea de ‘suficiente’ o ‘competente’ (ver 2 Cor 2:16; 3:5). Juan 1:27 emplea el término, ‘axios’, que significa ‘digno’ (ver Lucas 15:19).
[16] Podemos notar que la NVI, aunque el texto dice “los bautizará con el Espíritu Santo”, ofrece una traducción alternativa, ‘en el Espíritu Santo’ (en una nota al pie de página).
[17] Algunos MSS antiguos añaden la palabra ‘en’, pero Nestle Aland lo omite.
[18] Algunos MSS antiguos omiten la palabra ‘en’, pero Nestle Aland lo incluye.
Hoy en día cada persona que bautiza está en la misma condición de Juan. Puede bautizar en agua, pero depende de la obra de Cristo para el bautismo en Espíritu Santo. ¡Solo Cristo puede conceder el Espíritu Santo!
III. HOMILETICA
TEMA “El Ministerio que Agrada a Dios”
Juan el Bautista nos provee un buen modelo de la clase de ministerio que agrada a Dios.
¿Cuáles fueron las características del ministerio de Juan?
A la luz de Marcos 1:4-8, podemos señalar CUATRO características de un ministerio que agrada a Dios.
1. Consagración (v.4a)
Juan se fue al desierto, para consagrarse a Dios, y a Su servicio. Juan no vivió una vida de satisfacción personal, sino que se dedicó por completo al servicio de Dios, como un Nazareno.
2. Sacrificio (v.6)
En el desierto, Juan vivió una vida bastante austera. Servir a Dios implicó un gran sacrificio, por parte de Juan. Sacrificó su dieta, su apariencia, su comodidad, etc. Pero por ello, fue recompensando con el poder de lo alto.
3. Un Llamado al Arrepentimiento (v.4b)
Juan enfocó su mensaje sobre el problema del pecado, y la necesidad de arrepentirse de ello, para obtener el perdón de los pecados. No escatimó sus palabras; denunció al pecado por nombre (ver evangelios paralelos), y llamó a todos al arrepentimiento.
4. Apuntó a Cristo (v.7-8)
El anhelo ferviente de Juan era que la gente conociera a Cristo. En todo su ministerio, apuntó a la venida de Cristo. Mencionó la excelencia de Su Persona (v.7), y la superioridad de Su ministerio (v.8).
Conclusión
Cuando servimos en una manera que agrada a Dios, podemos esperar la bendición de Dios. Esto fue lo que Juan halló (v.5). Dios lo usó grandemente, porque sirvió a Dios en forma espiritual.
APÉNDICE: “El Bautismo en el Espíritu Santo”
Hay mucho debate acerca de esta frase, que se usa en relación con una posible segunda experiencia del Espíritu Santo, frecuentemente relacionada con el don de lenguas. El propósito de este Apéndice es analizar las frases bíblicas, y explorar su significado.
A continuación presentamos las frases en griego (con sus respectivas traducciones literales), siguiendo el texto de Nestle Aland (26ava. Edición), que es reconocido por los estudiosos como el más fidedigno de los textos del NT en griego.
MATEO 3:11
‘ego…baptizo en judati…autos…baptisei en pneumati jagio kai puri’
Yo… bautizo en agua… Él… bautizará en Espíritu Santo y fuego
MARCOS 1:8
‘ego ebaptisa ( )[17] judati, autos…baptisei…(en)[18] pneumati jagio’
Yo bauticé en o con agua, Él .... bautizará… en Espíritu Santo
LUCAS 3:16
‘ego… judati baptizo…autos…baptisei en pneumati jagio kai puri
Yo en o con agua bautizo, Él… bautizará en Espíritu Santo y fuego
JUAN 1:33
‘jo pempsas me baptizein en judati joutos estin jo baptizon en pneumati jagio’
El que me envió a bautizar en agua, este es el que bautiza en Espíritu Santo
HECHOS 1:5 (y 11:16)
‘ebaptisen judati… en pneumati baptisthesthe jagio’
(Juan) bautizó en o con agua… (ustedes) en Espíritu serán bautizados Santo
En cada evangelio, tanto la palabra ‘agua’ como ‘Espíritu Santo’, están en el caso dativo (‘judati’, ‘pneumati jagio’). El dativo se usa en dos sentidos: locativo (se traduce, ‘en agua’; ‘en Espíritu Santo’) o instrumental (se traduce, ‘con agua’; ‘con Espíritu Santo’). Sin embargo, cuando se usa la preposición, ‘en’ (que significa, ‘en’), el sustantivo que sigue se expresa en el dativo, y el sentido siempre es locativo.
Aunque la RV (como la mayoría de las versiones de la Biblia en español) traduce estas frases, ‘con agua’ y ‘con Espíritu Santo’, habría que notar cuatro cosas:
1. En los evangelios y en Hechos, la frase que describe el ‘bautismo’ en relación con el Espíritu Santo siempre lleva la preposición, ‘en’, seguida por ‘Espíritu Santo’ en el caso dativo. Esto significa, que se debiera traducir, ‘bautizar en Espíritu Santo’.
2. En dos de los evangelios (Mateo y Juan), la frase que habla del ‘bautismo’ con agua, también usa la construcción, ‘en’, seguida por el sustantivo en el caso dativo, que apunta al sentido locativo; por ende, se debiera traducir, ‘bautizar en agua’.
3. En dos de los evangelios (Marcos y Lucas), y en Hechos, cuando se habla del bautismo en agua, no aparece la preposición, ‘en’; por ende, la construcción del sustantivo en el caso dativo (‘judati’) podría ser traducido como locativo (‘en agua’) o instrumental (‘con agua’). Sin embargo, la traducción, ‘en agua’, se hace más factible por la construcción de ‘en’ seguido por ‘judati’, en los otros evangelios (Mateo y Juan).
4. Si el verbo, ‘bautizar’, tiene el sentido de ‘sumergir’, y no simplemente, ‘lavar’ (ver Nota 6, p. 10), entonces la frase tendría que ser traducida, ‘bautizar en agua’; por ende el paralelo sería ‘bautizar en Espíritu Santo’.
Finalmente, debemos notar que el agente del bautismo espiritual, no es el Espíritu Santo, sino Cristo. En otras palabras, el ‘bautismo en Espíritu Santo’ no es uno efectuado por el Espíritu Santo, sino por Cristo.
[1] “Así se presentó Juan, bautizando en el desierto y predicando…” (NVI);
“Sucedió que Juan se presentó en el desierto bautizando…les decía…” (DHH);
“Juan el Bautista apareció en el desierto predicando…” (BDLA).
Para una explicación de estas diferentes traducciones (especialmente la de BDLA), ver comentario exegético, y Nota 2.
[2] Las diferentes traducciones ofrecidas en las versiones de la Biblia (ver Nota 1) se deben, tanto a ciertas variantes en el texto original, como a diferencias en la forma de interpretar el texto. La mayoría de los MSS en griego comienzan, ‘egeneto Ioannes baptizon’, que significa ‘Vino Juan bautizando’. Sin embargo, algunos MSS antiguos añaden el artículo definido (‘jo’) antes de ‘baptizon’, que da el sentido ‘el (que está) bautizando’; es decir, ‘el Bautista’ (BDLA, Nota 1). El título, ‘el Bautista’ generalmente se expresa, ‘jo baptistes’ (ver Marcos 6:25; 8:28); sin embargo, en algunos casos se usa la forma, ‘jo baptizon’ (Marcos 6:14, 24).
[3] Lucas 3:3 señala que Juan no quedó en un solo lugar, sino que desarrolló su ministerio “por toda la región contigua al Jordán”. Juan 1:28 ubica el ministerio de Juan al este del río Jordán.
[4] Por ende, la tendencia de relacionar el desierto con movimientos mesiánicos revolucionarios (Hch 21:38; comparar Mat 24:26).
[5] Lucas 3:1-3 indica el momento histórico en el cual Juan comenzó su ministerio.
[6] Para mayores detalles acerca de la condición moral y espiritual de Israel en ese tiempo, ver Edersheim, La Vida y Tiempos de Jesús el Mesías (Libro II, cap. XI).
[7] Usos interesantes del verbo, ‘baptizo’, en la LXX (donde únicamente se usa para traducir el verbo hebreo, ‘tabal’) incluyen Lev 14:6, 51 (de una ave que se mojaba en la sangre de otra ave), Núm 19:18 (de mojar hisopo en el agua), Deut 33:24 (de mojar el pie en aceite), Rut 2:14 (de mojar un bocado de pan en vinagre), 2 Rey 5:14 (de Naamán zambulléndose en el río Jordán). Todos estos textos indican que ‘bautizar’ involucraba sumergir en un líquido (no simplemente echar un líquido sobre algo). Para mayores detalles, ver el comentario de Barnes sobre Mat 3:7.
[8] Marcos usa el participio, que significa (literalmente), ‘predicando’.
[9] Para mayores detalles acerca del ‘Reino de Dios’, ver Edersheim, op. cit., Libro II, cap. XI.
[10] R. Brown, op. cit., p. 13.
[11] Ver, The Fourfold Gospel.
[12] Edersheim (op. cit.) describe esto, en al Apéndice XII, ‘Sobre el Bautismo de los Prosélitos’
[13] Por ejemplo, un escrito de los judíos presenta a Abraham sentado a la puerta de Gehena (el infierno), para salvar a cualquier judío que corría el riesgo de ser consignado a ese lugar. Para mayores detalles acerca de la excesiva fe que los judíos depositaban en ser hijos de Abraham, ver Edersheim, op. cit., Libro II, cap. XI.
[14] Es interesante notar que el verbo, ‘exomologeo’, se usa en el AT de glorificar a Dios (Josué 7:19). En el NT este verbo se usa en el sentido de ‘alabar a Dios’, en Mat 11:25. El uso de este verbo en relación con la palabra ‘pecado’ (‘jamartia’) se halla en la LXX solo en Dan 9:20.
[15] La palabra que Marcos usa es ‘jikanos’, que conlleva la idea de ‘suficiente’ o ‘competente’ (ver 2 Cor 2:16; 3:5). Juan 1:27 emplea el término, ‘axios’, que significa ‘digno’ (ver Lucas 15:19).
[16] Podemos notar que la NVI, aunque el texto dice “los bautizará con el Espíritu Santo”, ofrece una traducción alternativa, ‘en el Espíritu Santo’ (en una nota al pie de página).
[17] Algunos MSS antiguos añaden la palabra ‘en’, pero Nestle Aland lo omite.
[18] Algunos MSS antiguos omiten la palabra ‘en’, pero Nestle Aland lo incluye.
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